http://kristenfrihet.se/english/furulirev2.htm

 

 Traducido por David García Claussell  

 

Comentarios sobre el Capítulo II: 

"La Prueba Matiz a la Cronología Absoluta"

 

II-A.  Utilizando las tablillas astronómicas para establecer fechas absolutas   

En este capítulo, Furuli discute sobre la utilización de las tablillas astronómicas para establecer una cronología absoluta.  En vista de la calidad variada y el estado de preservación de las tablillas astronómicas babilónicas, no todas son utilizables para propósitos cronológicos.  En acuerdo con esto, Furuli declara que cada tablilla debe reunir "dos requisitos fundamentales”. ¿Cuáles son estos?

II-A-1:  El criterio de Furuli para el uso cronológico de las tablillas astronómicas    

 

El primer requisito es el siguiente:  

 

“A.   Las posiciones de los cuerpos celestes tienen que ser observados por el ojo de un escriba y escritas en el mismo momento; y éstas no solo tienen que representar los cálculos retrospectivos hechos mucho tiempo después.

 

Este criterio realmente está en orden. Sin embargo, el valor del próximo requisito, es uno dudoso:  

 

“B.   El nombre del rey reinante tiene que haber sido escrito en la tablilla al momento cuando las observaciones fueron hechas.

 

Un problema con éste criterio es que se trata de uno irreal.  Furuli admite eso:

 

“...debido a que casi no puede mantenerse húmeda la arcilla durante 12 meses, las observaciones deben haber estado escritas en muchas tablillas más pequeñas, de las que se copiaron cuando la original fue hecha."  (Pág. 30) 

Los eruditos modernos quienes toman apuntes en papeles encaran una tarea similar al colacionar sus notas. Suponga que un erudito está repasando un libro, y en la primera página de sus notas él escribe el nombre del libro.  Luego él garabatea varios comentarios de artículos que son de su interés.  Las notas le toman muchas páginas, pero él no le escribe el título del libro a cada página. Cuando él finaliza la lectura, quizás varios meses después, él colaciona y condensa las notas que garabateó y escribe un resumen nítido.  ¿El hecho que él no le escribió el título del libro a ninguna de las páginas de estas notas invalidará el resumen?  Por supuesto que no.  De la misma manera, si el nombre de un rey reinante no está escrito en las "tablillas más pequeñas, de las que se copiaron cuando la original fue hecha" ciertamente no invalida las observaciones transferidas a la última tablilla, lo que subsecuentemente se ve como una original.  El criterio B, por Furuli, entonces, es uno absurdo. 

Es cristalinamente obvio que Furuli inventó el criterio B para descalificar las tablillas que de otro modo podrían utilizarse para invalidar su Cronología de Oslo.  Usualmente, el nombre real sólo se da al principio de cada tablilla.  Pero si una tablilla tiene daños, y la parte del principio le falta, en tal caso la fecha conectada con cada observación grabada se da como el año del reinado, el mes, el día, y quizás parte de la noche, sin el nombre real.  A pesar de que, las observaciones podrían detallarse tan bien que los eventos observados todavía pueden identificarse y pueden fecharse a años particulares Julianos.  Frecuentemente esto es suficiente para identificar al regidor, aun cuando su nombre no esté indicado.  Un par de ejemplos sirven para ilustrar esto.

II-A-2.  Las tablillas planetarias Núm. 54 y Núm. 56 

Dos tablillas que no reúnen el segundo requisito de Furuli (B) son las LBAT 1393 y la LBAT 1387+1486+1388, publicadas como las Núms. 54 y 56 en el ADT por Hunger, Vol. V.  Ambas son de textos planetarios que inequívocamente derrocan los reinados alternativos de Furuli para Darío I y Artajerjes I.  Furuli caprichosamente descarta ambas tablillas (en las Págs. 37, 118, 211, y 227) por razones erróneas, especiosas, e ilusorias. Yo examino en detalle sus declaraciones más adelante en esta revisión.

El texto Núm. 54 tiene grabada observaciones de Júpiter fechadas a varios años del reinado de un rey cuyo nombre no está preservado.  El número de años preservado para éste reinado es 23 en el lado anverso hay un  8, 19, 20, 31, y en el lado inverso hay un 32.  El gobernante cuyo reinado se trata en el lado inverso debe haber tenido un reinado extenso ya que el último año del reinado preservado es 32.  Las observaciones grabadas para estos cinco años pueden fecharse de forma segura a los años 514, 503, 502, 491, y 490 AEC.  No obstante, las observaciones en el lado anverso fechadas al año 23, están demasiado dañadas para ser utilizables.

El segundo texto, el Núm. 56, tiene grabadas cerca de 80 posiciones preservadas de Venus, y la mitad de ellas están relacionadas a Estrellas Normales.  Los datos están situados en grupos de 8 años y en 8 columnas.  Las posiciones están fechadas aproximadamente a 20 años de diferentes reinados (la mayoría de ellos son totalmente legible o identificables como parte del arreglo global) que puede ajustarse específicamente a años Julianos dentro del período de 70 años desde el 463/2 al 393/2 AEC.  El primer rey de este período debe haber tenido un reinado muy largo ya que el año de reinado preservado más alto para él es el 39.  Las observaciones grabadas durante éste año pueden fecharse al 426/5 AEC.  La razón que los nombres reales están faltando en ambos textos es porque estas partes de las tablillas están rotas.  

II-A-3.  Cómo las tablillas 54 y 56 hacen picadillo la cronología Persa de Furuli  

Todas las fechas Julianas señaladas por las tablillas 54 y 56 caen dentro de los reinados de Darío I, Artajerjes I, Darío II, y Artajerjes II, no solo de acuerdo a la cronología tradicional sino también según la Cronología de Oslo por Furuli.  Por consiguiente, estas tablillas pueden utilizarse para desafiar su cronología alternativa para estos reinados.  Resulta que los esfuerzos de Furuli para empujar el reinado de Darío I un año hacia adelante y el reinado de Artajerjes I  hacia atrás 10 años es bloqueado de forma eficaz por estas dos tablillas.  Por ejemplo, las observaciones de Júpiter fechadas al año 32, claramente pertenecen al año 490 AEC, y no al año 489 como es requerido por la cronología revisada de Furuli.  De hecho, ninguna de las observaciones fechadas a los meses y días específicos en el calendario lunar-solar babilónico pueden moverse ni adelante, ni hacia atrás, de la manera que lo requieren las revisiones de Furuli.

El período de revolución de Júpiter está cerca de los 12 años, lo que significa que en promedio su posición entre las estrellas cambia aproximadamente 30 grados por año.  Sin embargo, el aparente movimiento entre las estrellas despliega puntos estacionarios e incluso inversiones de movimiento.  La tablilla 54 ilustra esto mostrando que el año 31, mes VI, en el día 28, Júpiter "se hizo estacionario en [la constelación de] Géminis".  Ésta fue exactamente la posición que mantuvo el 4 de octubre del 491 AEC, así que esta fecha corresponde al día 28 del mes VI en el calendario babilónico.  Un año después, Júpiter se había movido aproximadamente 30 grados a una nueva posición entre las constelaciones de Leo y Cáncer.  La posición que está grabada, en tal caso, no permite que el año 31 de Darío I sea movido un año adelante.  Los fenómenos de Júpiter no se repiten en la misma fecha dentro del mes lunar hasta otros 71 años después, un hecho que los astrónomos babilónicos estaban totalmente conscientes.  Por consiguiente, la tablilla 54 no puede asignarse a ningún otro reinado que no sea el de Darío I.  Las posiciones de Júpiter en la tablilla 54 fechadas a los otros cuatro años de reinado inexorablemente bloquean cualquier esfuerzo para cambiar la cronología absoluta establecida para los 36 años del reinado de Darío.

Venus, con un período de revolución de sólo 224.7 días, retorna a su posición en relación con varias estrellas y constelaciones en menos de un año.  Sin embargo, no retorna a la misma posición del mismo tiempo en el año—no después de un año ni después de 10 años.  Tal retorno ocurre en intervalos de 8 años, después de 13 revoluciones (8x365.2422 = 13x224.7). En tal caso, las observaciones en la tablilla 56, que están fechadas con años específicos de reinados, meses y días, no pueden ajustarse a una cronología para el reino de Artajerjes I que se haya movido 10 años hacia atrás.

Podría argumentarse que las observaciones en las dos tablillas pudiesen pertenecer a reyes cuyos reinados cayeron en siglos completamente diferentes.  Pero tales alternativas se limitan solo a reyes cuyos reinados duraron por lo menos 32 años (el año de reinado más alto preservado en el texto de Júpiter Núm. 54) y 39 años (el año de reinado más alto preservado en el texto de Venus Núm. 56).

Dentro del período donde pertenecen todos los textos existente cuneiformes de observaciones astronómicas babilónicas (salvo la tablilla de Venus de Ammisaduqa) —es decir, desde mediado del  8º siglo AEC al 1er. siglo EC— sólo se conocen cinco reyes que han reinado ese largo tiempo o mucho más: el rey Asirio Asurbanipal (42 años), el rey babilónico Nabucodonosor (43 años), y los reyes Persas Darío I (36 años), Artajerjes I (41 años), y Artajerjes II (46 años). Otra posibilidad es que los años de reinado pudiesen referirse a años en la era seléucida (contándose desde el 312/11 AEC).

Usando un astro-programa moderno (Chris Marriott SkyMap Pro 10), yo he verificado todas las alternativas a los reinados de Darío I y Artajerjes I —y también las cronologías alternativas para estos reinados sugeridos por la Cronología de Oslo de Furuli— y se encontró que todos son una imposibilidad.  Las observaciones planetarias combinadas con los años de reinados y las fechas en el calendario lunar-solar babilónico encajaron sólo con las cronologías tradicionales establecidas para los reinados de Darío I y Artajerjes I.

II-A-4.   Intentos por invalidar las tablillas 54 y 56  

Las tablillas 54 y 56 no reúnen el segundo requisito de Furuli (B), no obstante él intenta minar la fuerza de su evidencia de otras maneras. 

En la página 37, Furuli hace referencia a la tablilla Núm. 54 (LBAT 1393) y declara que “pueden haber diferentes factores, que contribuyan a la lectura equivocada de una tablilla debido a la falta de capacidad."  Él cita una declaración sobre la tablilla 54 por Hunger:   

"La siguiente reconstrucción de la tablilla fue propuesta por C.B.F. Walker, quien apunta que cualquier discrepancia entre los años atestados en esta tablilla y las fechas informadas por A. Sachs en la LBAT, en la Pág. xxix ha de ser explicado por el hecho que la tablilla no fue cocida y limpiada hasta el 1978."  (ADT, Vol. V, Pág. 158)  

Aislado del contexto, esto parece indicar que la traducción de la tablilla fue nada más que una propuesta reconstrucción y que pudo haber sido mal leída “debido a la falta de capacidad."  Esta aparente indicación está equivocada.

La reconstrucción de Walker no es un intento de traducción de la parte preservada de la tablilla.  Es una reconstrucción sugerida del bosquejo cronológico del original, de la tablilla sin daños, la que podría haber cubierto todos los 48 años del reinado desde el 536/5 al 489/8 AEC colocados en una serie de ciclos de 12 años.  La reconstrucción es mostrada en una tabla en la página 159 del ADT V.  La actual transliteración y traducción de la tablilla, con sus fechas preservadas, las observaciones, etc., le siguen en las páginas 160-165, después de la tabla. 

Los años de reinado que Sachs había leído en la tablilla (LBAT, 1955, Pág. xxix) antes que fuese cocida y limpiada en 1978 no fueron lecturas equivocadas que entrasen en conflictos con las fechas leídas después de su limpieza.  Las "discrepancias" a la que se hace referencia son fechas adicionales que se hicieron legible después de su limpieza, unas fechas que aumentaron el valor cronológico de la tablilla.  De la manera en que Furuli se refiere a esta tablilla es una completamente engañosa. 

Furuli menciona la tablilla Núm. 56 en tres lugares de su libro, en las páginas 118, 211, y 227. Una razón para esta extensa  cobertura parece ser que la tablilla consiste de tres pedazos, LBAT 1387, 1388, y 1486 (también listados por Hunger como A, B, y C), con los cuales Furuli intenta tratar con ellas separadamente y en diferentes lugares de su libro.  Los primeros dos pedazos (A + B) contienen mucha información, tanta de hecho, que la traducción por Hunger cubre 10 páginas grandes en la ADT, Vol. V.  Casi todas las observaciones preservadas en los dos pedazos están fechados a varios años del reinado de Artajerjes I, con la única excepción que una se fechó al año 6 de su sucesor, Darío II.  Por otro lado, el pedazo C, es un fragmento muy pequeño, y la traducción de Hunger del mismo cubre sólo media página.  Ningún número de año de reinado está preservado en el mismo.   Hunger escribe (ADT, Pág. 172) que las observaciones grabadas en la misma probablemente se refieren a los años 5 y 12 de Artajerjes II (400 y 393 AEC). 

Furuli se enfoca exclusivamente en el pedazo C en su descripción de la tablilla 56 en la página 211, implicando que la descripción de Hunger de éste pequeño fragmento se aplica al todo texto completo: 

 "El texto planetario consiste de los tres pedazos LBAT 1387, 1486 y *1388 se suponen listen los datos de Venus entre el -462/61 y -392/91.  Este texto es bastante fragmentario.  Un erudito hizo este comentario: 'el C, en el anverso probablemente se refiere al año 5 de Artajerjes II, y el inverso al año 12.  La información astronómica preservada se ajusta a esta fecha, especialmente a un encuentro cercano de Venus y a Leonis en el mes III de Art II año 5.' 

 

Estas palabras son bastante cautelosas, se indica por el adverbio 'probablemente’.  De hecho, ni Venus ni ningún otro planeta se menciona en el C, anverso e inverso. Un intérprete podría sentir que hay pistas para identificar a Venus, pero ninguna se menciona. Así que hay problemas con este texto en conexión a hacer una cronología absoluta.”

Furuli no menciona la extensa información que está en los pedazos A y B, dejando así al lector con la impresión de que toda la tablilla de Venus está fragmentada y es una problemática como el pedazo C.  En una discusión en la página 118, él hace algunos comentarios sobre el pedazo A (1387) pero esto, igualmente, tiene el propósito de socavar la fuerza del texto.  Erróneamente él reclama que en esta tablilla los "años 15, 27, 35 están claramente visibles, pero no hay ningún otro año", cuando de hecho, al mismo tiempo, ocho años de reinados están visibles en el texto, a saber, los años 7, 15, 23, 27, 31, 35, 39 (de Artajerjes I), y el año 6 (de su sucesor Darío II).  Por ejemplo, Furuli señala que en la copia de T. G. Pinches de la tablilla publicada por Sachs en 1955, "el número '7' está sombreado y no se ve claramente".  Pero como Sachs explica (LBAT, Pág. vii).  Las copias de Pinches de las tablillas usualmente no habían sido horneadas al fuego, y que "ha de esperarse que mejore la lectura como resultado de hornearlas al fuego."  La traducción de Hunger indica que ahora el número 7 se ve claramente en la tablilla, lo que puede ser el resultado de esto.  Las observaciones grabadas para el año 7 en los meses I, II, III, IV, V, y VI todas se ajustan al año 7 de Artajerjes I, del año 458 AEC.  Además, Furuli falla al no mencionar que el número 7 se requiere de forma obligada, debido a la formación desplegada de datos en grupos de 8 años.  Lo cual continúa horizontalmente en las próximas columnas al lado de los años número 15, 23, 31, 39, y el año 6. Los intervalos de 8 años, por supuesto, se refieren a la periodicidad de las posiciones de Venus.

Cerca del mismo número de (en el reinado de Artajerjes I) apareados en intervalos de 8 años están visibles en el pedazo B (1388) —años 4, 5, 12, 13, 20, 21, 28 y 2[9].  En la página 227, Furuli dice que el pedazo B está en conflicto con la Cronología de Oslo, pero su única explicación es que: "los años del reinado escrito por el escriba necesariamente no son correctos."   Esta desesperada teoría se discute en la sección II-C aquí debajo.

Las tablillas 54 y 56 son desastrosas para la cronología Persa revisada de Furuli, y él lo conoce.  Por eso es que él quiere librarse de ellas como le sea convenientemente posible. Y esa es la razón por qué él también quiere socavar la fidelidad de las tablillas astronómicas en general indicando que ellas probablemente en su mayor parte contienen cálculos, no actuales observaciones.

II-B.  ¿La mayoría de las posiciones astronómicas se calculan en lugar de observarse? 

El "problema más agudo al hacer una cronología absoluta basada en las tablillas astronómicas”  Furuli reclama, es que muchas, "quizás la mayoría de las posiciones de los cuerpos celestes en tales tablillas, son calculados en lugar de ser observados". (Pág. 15) 

¿Es posible que los astrónomos babilónicos pudieran volverlos a calcular todos ó la mayoría de los fenómenos ya grabados en las tablillas astronómicas? ¿Hay indicaciones en los datos ya grabados que ellos sencillamente eso fue lo que hicieron?

Como está discutido en el libro The Gentile Times Reconsidered, 4th ed. [”Los Tiempos de los Gentiles Reconsiderados” 4ª edición en inglés”],  los astrónomos babilónicos reconocían varios ciclos del sol, la luna, y los cinco planetas visibles a simple vista.  Está claro que en una fase temprana ellos podrían predecir o volver a calcular ciertos fenómenos, como cuándo ocurrirían los eclipses lunares y ciertas posiciones planetarias. ¿Significan esto, entonces, que todos o la mayoría de los fenómenos grabados en las tablillas astronómicas podría haber sido computados en lugar de ser observados, como reclama Furuli?

II-B-1.  Los fenómenos que los astrónomos babilónicos eran capaces de calcular  

En apoyo a la idea que la mayoría de las posiciones grabadas de los cuerpos celestes en las tablillas astronómicas pudieron haber sido calculados en lugar de ser observados, Furuli presenta en la página 39, tres citas aisladas. Todas menos la primera de sus referencias y notas al pie de la página son confusas, incompleta, o equivocadas.

La primera cita, tomada de la obra de Bertel L. van der Waerden, Science Awakening (Vol. II, 1974, Págs. 281, 282), trata sobre la habilidad de los astrónomos babilónicos para calcular el tiempo que un planeta entraba a una cierta señal zodiacal o a la posición que sostuvo cuando no podía observarse debido a las nubes o a causa de también estaba cerca del sol.  Estos cálculos presuponen que los astrónomos babilónicos habían elaborado unas teorías para fechar y localizar ciertos fenómenos planetarios que se repetían, y que tenían a mano unas tablas listas de las posiciones planetarias en intervalos regulares.  Tales listas, que se les dio el término de “efemérides" por el Profesor Otto Neugebauer, se les llama "tablas cardinales” por van der Waerden.  Todas las tablas existentes de este tipo son antiguas, casi todas se fechan desde el 3er. al 1er. siglos AEC.

La próxima cita, cual erróneamente es atribuida a van der Waerden, realmente es de la obra en tres-volúmenes por Otto Neugebauer titulada: Astronomical Cuneiform Texts  [“Textos Cuneiformes Astronómicos”] (1955, Vol. II, Pág. 281). La obra de Neugebauer no trata con tablilla de observaciones sino que exclusivamente se consagra a los textos astronómicos aritméticos (en su mayor parte a las tablas efemérides mencionadas arriba) de los últimos siglos AEC.  Es en su discusión de tales textos que Neugebauer señala que "el diminuto papel jugado por la observación directa en el cómputo de las efemérides", una declaración que Furuli le hace con mucho ahínco repitiéndola en letra extra negrita en un cuadro en la página.  ¿Qué Neugebauer realmente quiere decir?

Para elaborar teorías sobre cuándo ocurrirían regularmente los fenómenos planetarios, los babilonios necesitaban numerosas observaciones de los planetas de cuantiosos largos períodos.  Tales observaciones fueron proporcionadas por los archivos astronómicos disponibles desde mediados del  8º siglo AEC.  Cuando las teorías planetarias finalmente se elaboraron, las tablas planetarias podrían usarse para calcular las posiciones planetarias cuando las observaciones directas no eran posibles.  Por consiguiente, las tablillas de observaciones astronómicas, tales como los diarios y los textos planetarios, contienen observaciones así como cálculos ocasionales.  Esto es señalado por van der Waerden en la 3ª cita de Furuli.

En esta cita, van der Waerden habla de la dificultad en decidir: "si los datos del texto se observaron o se calcularon".  Furuli no explica que van der Waerden está discutiendo un texto que Furuli, en la página 128, reclama ser "la tablilla que es la más importante para la Cronología Persa, la Strm Kambys 400."  La declaración de van der Waerden es particularmente aplicable a este texto, que parece contener en su mayor parte cálculos.  Incluso algunos eruditos cuestionan si tiene grabada alguna observación.

Está claro que los astrónomos babilónicos lograran calcular varios fenómenos astronómicos.  En la fase temprana, ellos estaban usando el ciclo de Saros por calcular y predecir cuándo ocurrirían los eclipses lunares.  Como es mostrado por las posteriores tablas efeméride, ellos también aprendieron cómo calcular y predecir cuándo ocurrirían periódicamente ciertos fenómenos planetarios como las primeras y últimas visibilidades, puntos estacionarios, y retrogradaciones.  ¿Pero esto significa que ellos pudieron calcular o predecir todos los diferentes fenómenos astronómicos informados en las tablillas de observaciones? 

II-B-2.  Los fenómenos que los astrónomos babilónicos eran incapaces de calcular  

Aunque los astrónomos babilónicos pudieron calcular y predecir ciertos eventos astronómicos, los textos de observaciones  —diarios, textos planetarios, y textos de eclipse— contienen informes de varios fenómenos y circunstancias conectadas con las observaciones que no podrían ser calculadas.

El que los diarios normalmente tengan grabadas observaciones reales se muestra por sus informes de los fenómenos climatológicos.  Por ejemplo, los escribas repetidamente informan cuando el mal tiempo impidió las observaciones astronómicas. Frecuentemente encontramos informes sobre "las nubes y lluvia de diversas clases, descritas en detalles por las numerosas condiciones técnicas, así como la niebla, la llovizna, granizo, truenos, relámpagos, vientos de todas direcciones, a menudo el frío, y frecuentemente el 'pisan dib', de un significado desconocido pero siempre asociado con la lluvia."  (Profesor N. M. Swerdlow, The Babylonian Theory of the Planets, {“Teoría Babilónica de los Planetas”}, Princeton Princeton University Press, 1998, Pág. 18)  Otros fenómenos grabados eran los arco iris, halos solares y los niveles del río.  Ninguno de éstos podría volver a ser calculados posteriormente.  ¿Entonces, qué, sobre los fenómenos astronómicos? 

Discutiendo sobre varios fenómenos planetarios grabados en los textos, Swerdlow advierte:  

"Las conjunciones de los planetas con la luna y otros planetas, con sus distancias, no podían ser calculadas por las efemérides ni podían predecirse por las periodicidades."  (Swerdlow, obra citada, Pág. 23) 

 

Swerdlow en adición explica: 

 

 “Las distancias de los planetas de las estrellas normales podrían predecirse”, pero "no había ninguna manera de poder predecir la distancia de la luna de los planetas ó de los planetas entre si.”  (Ibíd., Pág. 173)

Nótese que la VAT 4956 tiene grabado varios de éstos —para los astrónomos babilónicos— fenómenos imprevisibles e incalculables.

¿Pero y qué sobre los informes de los eclipses lunares? ¿Ellos podrían computarse en una fecha posterior?  Refiriéndose a los textos de 18 años (el "ciclo de la Tablilla de Saros"), Furuli utiliza el término "tablillas de Saros", pero él no hace claro si él se está refiriendo a todas las tablillas de 18 años existentes (sobre una docena) ó a un grupo particular de éstos textos.  En la página 40, él menciona dos colecciones de tablillas que utilizan el bosquejo de Saros de 18 años.  La primera, él dice, cobre el período desde el 747 al 315 AEC.  En su nota al pie de la página 51 muestra que la colección consiste de las tablillas de eclipses lunares LBAT 1413-1417 y 1419 (= Núms. 1-4 en el ADT, Vol. V, por Hunger).  La otra "colección" que él menciona realmente se trata de sólo una tablilla a la que los eruditos generalmente se refieren como la "Tablilla de Saros", BM 34576 (= Núm. 34 en el ADT, Vol. V). Esta cubre un período de 468 años, desde el 567 al 99 AEC.

No obstante, Furuli nunca explica que la primera de sus dos "colecciones" se trata de una serie de textos de observaciones que tienen grabados ambos, las observaciones, y predicen los eclipses lunares en intervalos de 18 años, mientras que la Tablilla de Saros pertenece a un grupo pequeño de cinco textos teóricos que no tienen grabado ninguna observación de eclipses lunares a intervalos de 18 años sino que sólo tienen tablas de nombres reales y fechas de los intervalos de 18 años. (Vea por John M. Steele al ADT, Vol. V, Págs. 390-393)  La Tablilla de Saros muestra ciertas trazas de un posible informe sobre un eclipse, pero esto aparece al fondo del lado inverso después de la tabla de 18 años.  Está escrito en ángulos en la parte derecha al lado del texto principal y está claramente separado del mismo.

A pesar de esta básica diferencia entre las tablillas de observaciones y las teóricas de 18 años, Furuli parece considerar a todas ellas como si fuesen "tablillas hipotéticas" cosa que no está correcta.  Además, su uso del término plural “tablillas de Saros” es confuso, ya que él no explica claramente a cuáles de los textos de 18 años él se está refiriendo aparte de la Tablilla de Saros, BM 34576.

Respecto a las observaciones de los eclipses informados en las tablillas de eclipses lunares, incluyendo el ciclo de la tablilla de Saros (discutido en el libro The Gentile Times Reconsidered, 4th ed. [”Los Tiempos de los Gentiles Reconsiderados”, 4ª edición en inglés”], Cáp. 4, C), los astrónomos babilónicos ciertamente pudieron predecir y volver a calcular cuándo ocurrirían los eclipses lunares, pero ellos eran incapaces de poder predecir ó calcular varios detalles importantes sobre los mismos.  Esto se discute por el Dr. John M. Steele en su obra, Observations and Predictions of Eclipse Times by Early Astronomers {“Observaciones y Predicciones del Tiempo de los Eclipses por los Antiguos Astrónomos”} (Dordrecht, Boston, y Londres: Kluwer Academic Publishers, 2000) y en el artículo, "Eclipse Prediction in Mesopotamia." [“Predicción de Eclipses en Mesopotamia"] (Archive for History of Exact Sciences, Vol. 54, 2000, Págs. 421-454)

Comentando sobre la reclamación que los registros de eclipses grabados en las tablillas de eclipses lunares podrían volverse a calcular por los astrónomos babilónicos en la era seléucida, Steele afirma: 

"Usted estaba absolutamente en lo correcto cuando usted argumentó que los babilonios no podían volver a calcular los archivos antiguos de los eclipses.  El ciclo Saros podría haberse usado para determinar la fecha de eclipses, incluso siglos más temprano, pero ninguno de los métodos babilónicos podría permitirles calcular las circunstancias como la dirección de la sombra del eclipse, la visibilidad de los planetas durante el eclipse, y ciertamente de ningún modo la dirección del viento durante el eclipse, algo que nosotros hemos encontrados en los informes antiguos (por ejemplo, el Texto Núm. 3 en el último libro de Hunger declara que la sombra del eclipse cruzó la superficie de la luna en dirección al sur durante el eclipse en el año 1º de  Bel-ibni's, [Obv, I, 2-5], y el Obv II, 1-7 dicen que el viento occidental sopló durante el eclipse el 15 de Oct. del 686 A.C.).  Aun cuando los babilonios pudieran calcular el tiempo de los eclipses, ellos no podían hacerlo con el mismo nivel de exactitud como cuando ellos los podían observar —hay una clara diferencia de exactitud entre eclipses cuales ellos dijeron que se observaron y aquellos los cuales ellos dicen que fueron predichos (esto se discute en mi libro), lo que prueba que los eclipses ‘observados' realmente sí se observaron.

 

Es verdad que el texto del Canon Saros publicado muy reciente por el Aaboe, citado en otra parte, en 1991 se volvió a calcular —pero ellos son textos teóricos y deben ser considerados separado del material que es de observaciones en los Diarios y textos de eclipses en el libro de Hunger.  Con el material de observaciones únicamente es suficiente para confirmar a la cronología de Parker & Dubberstein, con sólo unas muy diminutas, y no acumulativa, correcciones."  (Comunicación de Steele a Jonsson, el 27 de marzo de 2003)

 

II-B-3.  La mayoría del contenido en los textos de observaciones sí se observaron 

Aunque los textos de observaciones, debido a circunstancias particulares tal como el mal tiempo, ocasionalmente contienen eventos calculados, la mayoría de las entradas demostrablemente están basadas en observaciones reales.  Qué éste es el caso con los Diarios se indica directamente por el nombre de acadio grabado al final y en los bordes de estas tablillas: natsaru sha ginê,  que significa "vigilancia regular”. (Sachs/Hunger, ADT, el Vol. I, Pág. 11) 

Eruditos quienes han examinado estas tablillas en detalle están de acuerdo que ellas contienen en su mayoría observaciones genuinas.  El Profesor Hermann Hunger da la siguiente descripción de varios tipos de datos astronómicos grabados en los Diarios:

"Lunar Seis [es decir, el tiempo de diferencia entre las puestas y salidas del sol y la luna justo antes y después de la oposición]; las fases planetarias, como la primera y última visibilidad … las conjunciones entre los planetas y las tal-llamadas Estrellas Normales … los eclipses; los solsticios y equinoccios; los fenómenos de Sirio.  Para el fin del 3er siglo A.C., los Diarios empezaron a grabar las fechas cuando un planeta pasaba de una señal zodiacal a otra.  El resto del contenido en los Diarios no es astronómico."

 

Hunger añade:

 

"Casi todos estos artículos son observaciones. Las excepciones son los solsticios, equinoccios, y datos Sirio, los que se computaron según un esquema ... además, en muchos casos cuando los Lunar Seis, eclipses lunares o solares, o las fases planetarias no pudiesen observarse, una fecha o tiempo no obstante se da, marcado como que no se observó.  El esperado pasar de las Estrellas Normales por la luna a veces se ha registrado como que falta debido al mal tiempo, pero nunca se da una distancia entre la luna y la Estrella Normal como computadas."  (Hermann Hunger in N. M. Swerdlow (ed.), Ancient Astronomy and Celestial Divination, London: The MIT Press, 1999, Págs. 77, 78; énfasis agregado) 

Steele de forma similar concluye:  

La mayoría del contenido de los Diarios representa observaciones; sin embargo, dónde las observaciones no se hallaban disponibles, por ejemplo debido al mal tiempo o porque se esperaba que un evento ocurriese en un momento cuando el cuerpo celeste estaba bajo el horizonte, entonces se listaban predicciones en su lugar.  En adición, algunos datos grabados en los Diarios, como los solsticios y equinoccios, siempre se predijeron.  (John M. Steele, "Eclipse Prediction in Mesopotamia," Archive for History of Exact Sciences, Vol. 54, 2000, Pág. 429; énfasis agregado)

Si una entrada está basada en observaciones o en cálculos esto frecuentemente se declara directamente en la propia tablilla. En los informes de eclipses, esto usualmente se indica por la terminología. Steele nos explica: 

"Como regla general, las predicciones de los eclipses pueden distinguirse de las observaciones, esto por la terminología que es utilizada:  sin AN-KU10 denota un eclipse observado de la luna, mientras que el orden opuesto, AN-KU10 sin, se refiere a un eclipse lunar predicho (para los eclipses solares se reemplaza sin por šamáš). Además, los eclipses predichos usualmente se describen como que son šá DIB lo cual significa que a ellos se le omitirían cuando el luminar estaba debajo del horizonte, o en el ki PAP NU IGI que significa 'vigilado para, pero no visto’ cuando el anticipado eclipse no apareció." (Ibíd., Pág. 429)

En resumen, la demanda de Furuli qué "quizás la mayoría de las posiciones de los cuerpos celestes en tales tablillas, son calculados en lugar de ser observados" es infundado. Se refuta por las declaraciones que están en las mismas tablillas y por el hecho que ellas contienen datos que los babilonios eran incapaces de calcular.  Estas circunstancias se oponen diametralmente a la sugerencia que los datos en el diario astronómico VAT 4956 podría haber sido calculados posteriormente para que posiblemente se insinúe “que nunca hubiese una 'tablilla original’.” (Furuli, Pág. 30)

Furuli elabora en esta equivocada idea en la página 40. Señalando que la VAT 4956 y la Strm Kambys 400 "tienen las características de ser unas copias", él entonces continúa considerando "las posibles maneras que tales copias pudieron ser hechas por un escriba en el 2º siglo A.E.C."  Él se imagina que un escriba podría componer tales tablillas usando "tres diferentes esquemas que estaban en su disposición": 1) un esquema de 18 años los ciclos de Saros; 2) un esquema de años de reinado de reyes consecutivos que van hacia atrás en el tiempo, y 3) un esquema de intercalar meses.  Entonces él declara: "Mediante una combinación de estos tres esquemas, ninguna observación era necesaria, ya que una cronología sofisticada podría hacerse para cientos de años retrospectivo en el tiempo. 

Como se demostró anteriormente, la teoría que la VAT 4956 y otros textos de observaciones pudieran haber sido hechos en un tiempo posterior es nada más que una excentricidad de su imaginación.  La idea es simplemente un deseo, basado en insuficiente conocimiento de las tablillas astronómicas.

II-C.  Una teoría de desesperación    

¿Si las entradas en las tablillas —diarios de observaciones, y tablillas planetarias y lunares— registran principalmente observaciones que son demostrablemente genuinas, si los astrónomos babilónicos estaban incapacitados para poder computar y volver a calcular muchos de los datos astronómicos y otros datos informados, cómo entonces es posible que venga cualquiera a retorcer la evidencia proporcionada por estas tablillas? 

Debido a que las tablillas a menudo contienen tantas observaciones detalladas fechadas a años de reinados específicos, los cuales de forma segura pueden ajustarse a años particulares Julianos, el único escape que queda entonces es cuestionar la autenticidad de los números de años de los reinados encontrados en las tablillas.

Y eso es lo que hace Furuli. Él se imagina que "un escriba en el 2º siglo pudiera sentarse y hacer una tablilla en parte de algunos fenómenos que cubran muchos años, y en parte, sobre la base de una teoría (los tres esquemas) y parte basándose en las tablillas de una biblioteca" que pudiesen mostrar observaciones reales.  Entonces, descubriendo que las fechas en las tablillas de la biblioteca están en conflicto con los datos teóricos, "estos datos erróneos podrían emplearse para ‘corregir’ a los datos que están correctos de sus tablillas de la biblioteca, resultando que, la tablilla que él estaba haciendo contendría datos equivocados de los años de reinado. (Furuli, Pág. 41)

Furuli no sólo indica que las fechas en las tablillas lunares y planetarias sino también las fechas en los diarios podrían haberse trastornados de la misma manera por los eruditos seléucidas.  Refiriéndose de nuevo al hecho que los diarios existentes más antiguos son copias, él dice:  

“¿Pero y qué sobre año(s) de reinado de un rey que ha sido escrito en tales tablillas?  Ellos se han calibrado para encajar en un esquema cronológico teórico incorrecto, o ellos han sido copiados correctamente?”  (Furuli, Pág. 42) 

Furuli por supuesto, comprende que su Cronología de Oslo es completamente desmentida por las tablillas astronómicas babilónicas.  Por esa razón es que él propone, como un último recurso, la teoría de que estas tablillas podrían haber sido fechadas de nuevo por los eruditos seléucidas para así traerlas en acuerdo con su supuesta propia cronología teórica para tiempos más tempranos. ¿Este escenario es verdadero? ¿Qué se está implicando aquí? 

II-C-1.  La cuantía de las  supuestas revisiones cronológicas seléucida

¿Hasta qué punto se extiende la diferencia entre la Cronología de Oslo de Furuli y la cronología tradicional?  En una tabla cronológica en las páginas 219-225 que cubren los 208 años de la era Persa (539-331 AEC), Furuli muestra, reino por reino, la diferencia entre su cronología y la tradicional.  Resulta que el único acuerdo entre las dos es los fechados de los reinados de Ciro  y Cambises —el período de la caída de Babilonia (539 AEC) al 523/2 AEC, un período de 17 años.  Al darle un año completo al reinado de Bardiya  [también llamado Bardia o Bardija] después de Cambises, Furuli mueve todo el reinado entero de 36 años de Darío I un año hacia adelante, como mencionamos anteriormente.  Entonces él mueve el reinado de los sucesores de Darío, Jerjes y Artajerjes I,  10 años hacia atrás agregándole 10 años al reino del último, creando una corregencia de 11 años entre Darío I y Jerjes.

Pero Furuli también le asigna un año al reinado del usurpador Sogdiano entre Artajerjes I y Darío II.  El efecto de esto es que los restantes reinados hasta el 331 AEC son todos movidos un año hacia adelante.  Por lo tanto, el resultado final es que la Cronología de Oslo de Furuli está en desviación con la cronología tradicional para la era Persa por 191 de sus 208 años, o para el 92 por ciento del período.

Pero esto no es todo. Como ya hemos mencionado en la introducción, Furuli quiere agregarle 20 años adicionales en alguna parte al período neobabilónico después del reinado de Nabucodonosor —entre el 562 y 539 AEC.  El efecto de esto es —lo que Furuli llama el “efecto dominó”—  no se trata solo del reinado de Nabucodonosor sino que todos los reinados de sus predecesores se tienen que mover 20 años hacia atrás.   

Debido a que los archivos astronómicos babilónicos empiezan con el reinado de Nabonassar, 747-734 AEC, la Cronología de Oslo de Furuli está en desigualdad con la cronología tradicional para la mayoría, ó sino con toda, la era babilónica desde el 747 al 539 AEC.  Esto significa que la discordancia corre entre las dos en más del 90 por ciento del período de 416 años desde el 747 al 331 AEC.  Esto también significa que la Cronología de Oslo se contradice por más del 90 por ciento de las tablillas de observaciones astronómicas —diarios, textos de eclipses, y textos planetarios— fechados a este período.  Debido a que estas tablillas tienen grabadas miles de observaciones fechadas a años de reinados particulares, con sus meses, y días dentro de éste período, ahora nosotros podemos empezar a tener alguna idea de la cuantía de revisiones cronológicas que los eruditos seléucidas deberían haberse comprometido —esto conforme a la teoría de Furuli. Sin embargo, esto aquí se trata sólo de una fracción de lo que es el alcance completo de revisiones que serían necesarias hacer.

II-C-2.  La cuantía de archivos astronómicos originales   

Debe tenerse presente que los archivo cerca de 1300 no matemáticos y las principalmente observaciones astronómicas de las tablillas cuneiformes son sólo una fracción de la inmensidad de archivos originales disponibles a los eruditos seléucidas. En una disertación sostenida en una conferencia en 1994, el Profesor Hunger explicó:

“Para darles una idea de cuánto originalmente contienen estos archivos, y cuánto todavía está preservado, yo hice unos estimados breves.  De los Diarios bien conservados, encontré que por cada mes, se dan posiciones, y son informadas, alrededor de 15 lunares, y 5 planetarias, ambas en relación con las Estrellas Normales. También, todos los tal-llamados meses Lunar Seis están grabados.  Cada año además contiene 3 fases Sirio, 2 solsticios y 2 equinoccios, por lo menos 4 posibilidades de eclipse ó eclipses, y aproximadamente 25 fases planetarias.  Juntos, esto produce alrededor de unas 350 observaciones astronómicas por cada año.  En 600 años, 210,000 observaciones son acumuladas.  Ahora, yo no sé si el archivo estaba completo hasta esta magnitud.  A veces las copias de los Diarios más antiguos nos indican que entes estaban faltando en el original.  Pero, en general, éste es el orden de la magnitud. Contando el número razonablemente (es decir, no completamente, sino más de la mitad) de los meses conservados, llegué a cerca de 400 meses preservados en los Diarios fechados (los fragmentos sin fecha no ayudan para propósitos de esta conferencia).  Si nosotros comparamos esto con una duración de  600 años por cada archivo, vemos que hemos preservado cerca del  5% de los meses en los Diarios."  (H. Hunger, "Non-Mathematical Astronomical Texts and Their Relationships," in N. M. Swerdlow (ed.), Ancient Astronomy and Celestial Divination, London: The MIT Press, 1999, Pág. 82; énfasis agregado) 

Si sólo hoy se han preservado el cinco por ciento de los archivos astronómicos babilónicos originales, la cuantía de las revisiones cronológicas cual Furuli piensa que los copistas seléucida se comprometieron se hace aparente.  Para traer todos su archivo entero en una armonía con su supuesta cronología teórica, ellos habrían tenido que cambiarles las fechas a miles de tablillas y a decenas de miles de observaciones. ¿Hay alguna probabilidad manifiesta que ellos creyesen tan fuertemente en una supuesta cronología teórica que ellos llegaron a molestarse en cambiarle las fechas a cuatro siglos de archivos que contienen miles de tablillas?  La idea es una absurda.

También nosotros podemos preguntarnos por qué los eruditos seléucidas se afanarían laborando una cronología teórica cuando una cronología fiable entera desde el período posterior hasta mediado del 8º siglo pudiera fácilmente extraerse del extenso archivo astronómico que estaba a su disposición.  ¿No es muchísimo más realista concluir que su cronología es exactamente la que se encuentra en los archivos heredados de las tablillas, un archivo que ya se había estudiado y extendido por generaciones sucesivas de eruditos hasta e incluyendo la suya propia? 

Debe notarse que, para hacer cualquier reclamación en lo absoluto sobre las fechas de su cronología de Oslo, Furuli debe confiar en el fechado de las tablillas que los seléucidas supuestamente revisaron.  Pero si uno asume que su cronología es válida, entonces también debe serlo el fechado que tienen grabadas las tablillas —qué destruyen su reclamación y son tablillas que los seléucidas también revisaron.  Así que, el argumento de Furuli es internamente incoherente y no puede ser correcto. 

Otro problema es, qué pasó con las primeras tablillas seléucida originales.  Una consecuencia necesaria en la teoría de Furuli es que casi todas las tablillas existentes deben reflejar sólo la cronología teórica errónea de los eruditos seléucidas, no la que Furuli considera la original y verdadera cronología —la Cronología de Oslo.  Según él, por consiguiente, todo o casi todas las tablillas existentes tienen que ser sólo copias revisadas posteriores por los eruditos seléucida.  Por eso, en la página 64, él afirma: “Pasa en el caso de los diarios astronómicos en las tablillas de arcilla, que no tenemos los autógrafos de los libros Bíblicos, sino sólo copias."  ¿Esto es ciertamente verdad de los libros Bíblicos, pero, es también verdad sobre los diarios astronómicos?  ¿Hay alguna evidencia para mostrarse que todas las tablillas astronómicas preservadas hoy en día sólo son copias de la era seléucida? 

II-C-3.  ¿Todas las tablillas existentes son copias posteriores de la era seléucida? 

Ciertamente es verdad que algunos de los diarios más tempranos, incluso el VAT 4956, son copias posteriores.  Ellos frecuentemente reflejan la lucha del copista para entender los documentos antiguos que ellos estaban copiando, algunos de los cuales estaba rotos o por otra parte dañado.  Dos veces en el texto de la VAT 4956, por ejemplo, el copista agregó el comentario “partido”, indicando que él era incapaz de descifrar alguna palabra en el original.  A menudo los documentos usaban terminología arcaica que los copistas intentaron modernizar.  ¿Pero qué sobre los diarios de tiempos posteriores?

Como un ejemplo, hay alrededor de 25 diarios del reinado de Artajerjes II (404-358 AEC), 11 de los cuales no sólo tienen preservadas las fechas (año, mes, día) sino también el nombre del rey. (Sachs/Hunger, ADT, Vol. I, Págs. 66-141)  Algunos de ellos son extensos y contienen numerosas observaciones (por ejemplo, los Núms. –372 y –366). Ninguna de estas tablillas muestra alguna de las señales anteriormente mencionadas de ser copias de posteriores. ¿Entonces, es característico que ellas sean, o por lo menos algunas de ellas, son originales?

Esta pregunta se le envió hace unos años al Profesor Hunger. Él nos contestó: 

"En mi opinión, los diarios del tiempo de Artajerjes II todos se otorgan ser de su reinado.  Usted sabe que los diarios más grandes son copias en el sentido que ellos son colecciones de tablillas más pequeñas, que cubrieron los períodos más cortos.  Pero eso no significa que fueron copiados mucho después.  Para mí tendría más sentido si después de cada medio año que las notas se copiaran en un buen ejemplar.  Eché una mirada rápida a través de la edición y no encontré ningún comentario como 'partido', lo que sería una indicación que el escriba lo copió de un original más viejo.  Así que yo contestaría su pregunta de 'es característico que ellas sean', con un 'Sí'."  (Hunger a Jonsson, el 26 de enero de 2001)

Por consiguiente, estas tablillas, no reflejan ninguna "cronología teórica” supuestamente inventada por los eruditos seléucidas posteriormente.  Las tablillas pueden muy bien ser documentos originales.  Nosotros no podemos dar por sentado que ellas son copias posteriores de la era Seléucida.  Además, de que lo mismo es verdad, no sólo para los diarios del reinado de Artajerjes II sino también para la mayoría de las tablillas de observaciones que se fechan desde antes de la era seléucida.

Aun cuando algunos de los diarios y otras tablillas fechadas a siglos antiguos fuesen copias posteriores, no se conoce de cuán tarde estas copias son, o si ellas se copiaron en el período seléucida o antes.  Un ejemplo interesante es la tablilla de eclipses lunares LBAT 1420 (Núm. 6 en el ADT por Hunger, Vol. V).  Esta tablilla contiene archivos anuales de eclipses lunares fechados a los primeros 29 años de Nabucodonosor.  (Vea GTR4 [”Los Tiempos de los Gentiles Reconsiderados” 4ª edición, en inglés”], Cáp. 4, C-3)  Steele dice de eso que: "...éste texto se compiló probablemente no mucho después de su última entrada en el –575 [= 576 AEC]".  (Archive for History of Exact Sciences  {“Archivo Para Historia de Ciencias Exactas”}, Vol. 54, 2000, Pág. 432).  Pero aun cuando la recopilación fuese hecha a mediados del 6º siglo AEC, la pregunta es, si todavía la tablilla es una copia o no. ¿Si es una copia, de cuán tarde es?  Steele nos explica:

"En respuesta a su pregunta, no hay nada conclusivo en la tablilla que señale una fecha de composición para mediados del sexto siglo.  Sin embargo, alguna de su terminología señala que es de una fecha antigua, por ejemplo, la inclusión de los EE.UU. '(tiempo -) grados’ seguida al tiempo ya que eso es raro en las tablillas antiguas (la unidad normalmente se implica simplemente por el contexto), y el hecho que los eclipses no tienen ningún tiempo y la falta general de muchos detalles sobre los eclipses observados sugiere que es de una fecha antigua.  No hay ninguna evidencia de una terminología modernizada, ya que las observaciones son bastante breves no hay muchas ocasiones dónde el modernizarla podría tener lugar (es más fácil notarse en cosas como nombres de estrellas y las forma como la luna y los planetas se dicen estar cerca de ciertas estrellas, ninguna de las cuales aparecen en este texto). Por éstas y otras razones, la tablilla me parece a mí que es contemporánea con el material que contiene. 

 

Ahora todo esto es en referencia a la fecha en que el texto fue compuesto, no la fecha de la tablilla. No tenemos ninguna idea ya sea si éste es un texto original o una copia del período seléucida. (La apariencia de un tiempo ‘variante’ en el Obv. I, 4', lo cuan yo no mencioné en mi libro, necesariamente no implica que el texto ha sido copiado —sino que simplemente podría ser que el escriba quien compiló el texto tenía informes de este eclipse de 2 observadores diferentes.)  Si es una copia, entonces yo pienso que es una copia fiel, sin ningún intento de cambiarla o modificar el texto.

 

Puesto que casi ninguno de los diarios y otras tablillas de observaciones tiene colofones, nunca podremos estar seguros si los textos son copias u originales."

En conclusión, la teoría de que los eruditos seléucida habían elaborado una cronología hipotética errónea para los tiempos posteriores y que ellos sistemáticamente la incluyeron en las tablillas astronómicas que ellos estaban copiando no puede ser  apoyado por los hechos disponibles.  No está basada en la realidad histórica y es sólo un esfuerzo desesperado para intentar salvar unas veneradas sin embargo falsas fechas.

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